Muchos de vosotros ya me conocéis y para los que no, yo soy Rebeca. Soy maestra de infantil y vengo a contaros un cuento. La tradición manda que todos los cuentos empiecen con el eterno: “érase una vez”, y este no será menos, así que:

Érase una vez una niña que con 3 añitos decidió que quería ser maestra. Los años pasaban y su decisión no variaba, de modo que con mucho esfuerzo y dedicación, lo consiguió.

Después de varios años trabajando como maestra de apoyo, esta jovencita cargada de muchas ilusiones tuvo la enorme suerte de conseguir un destino cerquita de casa y como tutora. Y nada más y nada menos que tutora de niños y niñas de 3 añitos. Pollitos recién salidos del cascarón.

Unas mamás y unos papás decidieron confiar en ella para ayudarles a educar a sus hijos. ¡Qué responsabilidad y que reto tan maravilloso! De modo que, la maestra abrumada, a la vez que encantada con la tarea, se puso manos a la obra.

Valga decir que tengo el privilegio de ser la maestra del cuento y que he recibido el mayor de los regalos: el cariño incondicional de mis pequeños pollitos.

Soy consciente de que esta experiencia se repetirá de manera indefinida a lo largo de mi vida profesional, pero estos niños son mis primeros alumnos como tutora durante todo un curso, y se quedarán en un rincón muy grande dentro de mi corazón.

Desde aquí quiero agradecer a sus papás y mamás la confianza que han depositado en mí.

¡Entre todos haremos un gran trabajo!

lunes, 14 de diciembre de 2015

Jugando con el miedo

¡¡Hola de nuevo papás y mamás!!

He estado un poco ausente por motivos de salud, pero ya vuelvo a la carga con muchas cositas que mostraros, porque hemos trabajado y aprendido ¡¡muchísimo!!

Durante el mes de octubre estuvimos tratando y superando el tema de los miedos a través del juego y las manualidades y he de decir que tanto ellos como yo lo pasamos de maravilla.

En la primera asamblea que se suele hacer con ellos para averiguar sus conocimientos previos sobre el tema a trabajar, pude descubrir que algunos de ellos tenían miedo a los fantasmas, los esqueletos y las brujas, así que fue en estos personajes donde se hizo mayor hincapié.

En primer lugar hicimos un fantasma con algodón:


El día siguiente la seño se llevó a clase a Manolo. Todos y todas me miraban extrañados, preguntándose quién sería Manolo... Entonces se lo presenté: Manolo, el esqueleto. 

De primeras, los y las que habían dicho tener miedo a los esqueletos se mostraron reacios a tocarlo y cogerlo, pero poco a poco, viendo que el resto de compañeros jugaba con él, se animaron y pudieron comprobar que no hacía nada...


El día de después apareció en clase el gran fantasma "come miedos", un fantasma que se alimenta de los miedos de los niños y una vez que se los come, ¡desaparecen! En primer lugar lo tocaron para comprobar, al igual que con Manolo, que no hacía nada. Después colorearon en una fichita aquellas cosas que les daban miedo, para después dárselas de comer al fantasma.


El día siguiente colocamos al fantasma come miedos, al que entre todos decidieron llamarle "Pepe", en la pared de la clase y lo decoramos con gomets para que quedara más divertido:


Y cómo no, ¡teníamos que decorar la puerta de nuestra clase! Y la elegida fue una bruja:


También nos dieron calabazas para llevárnoslas a casa:




 


Para encuadernar los trabajitos que habíamos hecho del miedo, teníamos que hacer una portada, de modo que, a pringarnos las manos y... ¡a hacer monstruítos! Nos quedaron estupendas:


Después de tanto jugar con el miedo, hacer muchas manualidades, ver vídeos y aprender canciones, nos convertimos en unos ¡súper valientes! y para que quedara prueba de ello, recibimos un merecido diploma:






Y para celebrarlo, vinimos disfrazados e hicimos una mega fiesta pre-halloween, donde las seños nos pintaron las caras, bailamos, almorzamos palomitas, vimos películas y jugamos y nos divertimos ¡muchísimo!