Muchos de vosotros ya me conocéis y para los que no, yo soy Rebeca. Soy maestra de infantil y vengo a contaros un cuento. La tradición manda que todos los cuentos empiecen con el eterno: “érase una vez”, y este no será menos, así que:

Érase una vez una niña que con 3 añitos decidió que quería ser maestra. Los años pasaban y su decisión no variaba, de modo que con mucho esfuerzo y dedicación, lo consiguió.

Después de varios años trabajando como maestra de apoyo, esta jovencita cargada de muchas ilusiones tuvo la enorme suerte de conseguir un destino cerquita de casa y como tutora. Y nada más y nada menos que tutora de niños y niñas de 3 añitos. Pollitos recién salidos del cascarón.

Unas mamás y unos papás decidieron confiar en ella para ayudarles a educar a sus hijos. ¡Qué responsabilidad y que reto tan maravilloso! De modo que, la maestra abrumada, a la vez que encantada con la tarea, se puso manos a la obra.

Valga decir que tengo el privilegio de ser la maestra del cuento y que he recibido el mayor de los regalos: el cariño incondicional de mis pequeños pollitos.

Soy consciente de que esta experiencia se repetirá de manera indefinida a lo largo de mi vida profesional, pero estos niños son mis primeros alumnos como tutora durante todo un curso, y se quedarán en un rincón muy grande dentro de mi corazón.

Desde aquí quiero agradecer a sus papás y mamás la confianza que han depositado en mí.

¡Entre todos haremos un gran trabajo!

viernes, 9 de octubre de 2015

Poco a poco superamos el periodo de adaptación

Cuando el niño/a de 3 años se incorpora por primera vez a la escuela sufre una separación importante, ya que se rompe ese lazo afectivo con la figura de apego. El niño sale de su mundo familiar, donde se siente seguro y protegido, y entra en un espacio diferente (la escuela), donde tiene que relacionarse con muchos niños y niñas que no conoce y adultos que no son de su confianza. Es por ello por lo que se lleva a cabo el periodo de adaptación. 

Nosotros, como educadores, tendremos que adaptarnos a los nuevos niños, a sus ritmos, a sus costumbres y peculiaridades. Tendremos que acercarnos de forma individual a cada niño, respetando sus características. 

Fue una semana de lloros, dudas e incertidumbres... Pero que, poco a poco, fueron desapareciendo.

Durante este periodo conocieron su aula, los espacios que en ella hay (de juego y de aprendizaje), aprendieron normas básicas de convivencia y adquirieron hábitos y rutinas que llevaremos a cabo a lo largo de todo el curso escolar. 

Además de esto, se iniciaron en algunas técnicas plásticas (ceras blandas, pintura de dedos, témperas, rasgado de papel, pegado y modelado), alternándolo con tiempos de juego libre. Aquí os dejamos algunas fotos de vuestros peques durante esta intensa semana: 










No hay comentarios:

Publicar un comentario