Muchos de vosotros ya me conocéis y para los que no, yo soy Rebeca. Soy maestra de infantil y vengo a contaros un cuento. La tradición manda que todos los cuentos empiecen con el eterno: “érase una vez”, y este no será menos, así que:
Érase una vez una niña que con 3 añitos decidió que quería ser maestra. Los años pasaban y su decisión no variaba, de modo que con mucho esfuerzo y dedicación, lo consiguió.
Después de varios años trabajando como maestra de apoyo, esta jovencita cargada de muchas ilusiones tuvo la enorme suerte de conseguir un destino cerquita de casa y como tutora. Y nada más y nada menos que tutora de niños y niñas de 3 añitos. Pollitos recién salidos del cascarón.
Unas mamás y unos papás decidieron confiar en ella para ayudarles a educar a sus hijos. ¡Qué responsabilidad y que reto tan maravilloso! De modo que, la maestra abrumada, a la vez que encantada con la tarea, se puso manos a la obra.
Valga decir que tengo el privilegio de ser la maestra del cuento y que he recibido el mayor de los regalos: el cariño incondicional de mis pequeños pollitos.
Soy consciente de que esta experiencia se repetirá de manera indefinida a lo largo de mi vida profesional, pero estos niños son mis primeros alumnos como tutora durante todo un curso, y se quedarán en un rincón muy grande dentro de mi corazón.
Desde aquí quiero agradecer a sus papás y mamás la confianza que han depositado en mí.
¡Entre todos haremos un gran trabajo!
miércoles, 18 de noviembre de 2015
¡Ya reconocemos el número 1!
¡Estos niños y niñas cada día saben más!
Estamos aprendiendo la canción de los números (que aquí os la dejo por si os animáis a cantarla en casa con ellos):
El uno es un soldado haciendo la instrucción.
El dos es un patito que está tomando el sol. El tres una serpiente que no para de bailar. El cuatro es una silla que invita a descansar.
El cinco tiene orejas parece un conejito.
El seis es una pera redonda y con rabito.
El siete es un sereno con gorra y con bastón.
Y el ocho son las gafas que usa Don Ramón.
El nueve es un globito que tira de un cordel.
Y el diez es el tiovivo para pasarlo bien.
Para pasarlo bien ... ¡Para pasarlo bien!
En primer lugar, estamos aprendiendo el número 1.
Es un número muy viajero, que le gusta subir hasta la luna y luego bajar recto, recto, recto, tooooodo para abajoooo:
Y con estas directrices, hemos interiorizado su trayectoria con nuestro propio cuerpo:
Y poco a poco estamos aprendiendo a realizarlo:
¡Hasta hay algunos niños y niñas que lo hacen en juego libre con plastilina!
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