Muchos de vosotros ya me conocéis y para los que no, yo soy Rebeca. Soy maestra de infantil y vengo a contaros un cuento. La tradición manda que todos los cuentos empiecen con el eterno: “érase una vez”, y este no será menos, así que:

Érase una vez una niña que con 3 añitos decidió que quería ser maestra. Los años pasaban y su decisión no variaba, de modo que con mucho esfuerzo y dedicación, lo consiguió.

Después de varios años trabajando como maestra de apoyo, esta jovencita cargada de muchas ilusiones tuvo la enorme suerte de conseguir un destino cerquita de casa y como tutora. Y nada más y nada menos que tutora de niños y niñas de 3 añitos. Pollitos recién salidos del cascarón.

Unas mamás y unos papás decidieron confiar en ella para ayudarles a educar a sus hijos. ¡Qué responsabilidad y que reto tan maravilloso! De modo que, la maestra abrumada, a la vez que encantada con la tarea, se puso manos a la obra.

Valga decir que tengo el privilegio de ser la maestra del cuento y que he recibido el mayor de los regalos: el cariño incondicional de mis pequeños pollitos.

Soy consciente de que esta experiencia se repetirá de manera indefinida a lo largo de mi vida profesional, pero estos niños son mis primeros alumnos como tutora durante todo un curso, y se quedarán en un rincón muy grande dentro de mi corazón.

Desde aquí quiero agradecer a sus papás y mamás la confianza que han depositado en mí.

¡Entre todos haremos un gran trabajo!

sábado, 23 de enero de 2016

Aprendemos nuestro nombre

El pasado mes de diciembre comenzamos a trabajar entre todos el nombre propio y las letras que los componen, tanto en la asamblea, como individualmente.

Ahora en enero continuamos con ello y la verdad es que poco a poco están aprendiendo muchísimo y ya muchos son capaces de reconocer su nombre, nombrar algunas letras que lo componen e incluso de escribirlo sin ayuda.























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